Hiciste que te amara
con la fuerza del volcán
derramando lava ardiente.
Con la mirada del águila
avistando al sol naciente.
Con el ímpetu del océano
arengando a las olas.
Con la soberbia de un cerro
queriendo tocar el cielo...
Hiciste que te amara
con la fragilidad de un pétalo,
con su perfume sutil e intenso.
Con el abrigo añorado
en una noche de invierno.
Con la melodía envolvente
de una canción de amor.
Con el calor de mil besos
derrochados por mi cuerpo.
Con la urgencia caprichosa
que provocan los deseos...
Hiciste que te amara
con cada pensamiento.
Con las horas eternas y vacías
dejando morir el tiempo.
Con las alas de los sueños
llevándome bien lejos.
Con el absurdo anhelo
de un mágico encuentro.
Con mil noches y sus días
escribiéndote versos...
Hiciste que te amara
sin más fundamentos
que las caricias del viento
revelando secretos.
Que los sonidos del trueno
moviendo los cimientos.
Que la tempestad sepultando
las historias antiguas.
Que la lluvia limpiando
cada vieja herida...
Hiciste que te amara...
Y ahora no lo entiendo.
Estoy aquí varada
en un punto infinito,
en un lugar sin tiempo.
Impreciso umbral
de un agujero negro
dónde ya nada existe...
Dónde ya no te tengo...