Maribel del Ser

EL LOGRO

Un día de invierno en el sur de América, más específicamente en Argentina, país que con su panza nos recuerda a una madre a punto de parir, donde la leche y la miel fluyen, tierra fértil de mate y tango, ahí donde se termina el mundo y donde emana la hospitalidad…, nació María.

Su primer llanto lubricó sus ojos, los abrió, la visión era borrosa. Creo que desde ese mismo momento supo, que había nacido en la familia equivocada.

Fue creciendo, todavía era muy pequeña, sin embargo tan sensible…

—Mamá, ¿Tiene azúcar mi leche? —

— ¡Probadla! — Escuchó; Sintió el impacto, tan crudo, tan áspero…

Duele. Dolía mucho, no  había queja, solo silencio.

Tomó unos lápices y sus cuadernos, dibujó: un paisaje, un sol, unos niños felices…

Más tarde llegó la hora de dormir, las sábanas frías, y las lágrimas por sus mejillas  eran todo su consuelo.

 

El tiempo pasó…

— ¡Hola, buen día! —

Saludó con gran entusiasmo, entrando en el salón de clases que tanto amaba, el olor a tizas y el negro pizarrón le recordaron cual era su lugar en el mundo.

— ¡Buen día! —

Respondieron al unísono los alumnos, contagiados por la energía que emanaba María.

— ¡La clase de hoy será espectacular! —   Anunció.

Tenía esa capacidad de transmitir con pasión su materia.

Su audiencia no eran niños, eran adolescentes, frescos, joviales; lo que la estimulaba más. 

— ¿Profe, de que se trata? — Preguntó Isabella, una alumna que disfrutaba mucho del conocimiento…, le recordaba su propia curiosidad de siempre.

—Pues, haremos un recorrido por el Universo—  Respondió.

Los alumnos bulliciosamente se alborotaron en distintas opiniones del tema, las clases de María eran… ¡Excepcionales!

—Tanto espacio… Tanto por explorar—  Comenzó diciendo.

Mientras que en sus adentros sentía que en las estrellas había encontrado su hogar, su familia, su pertenencia y también su felicidad.