Para qué voy a hablar
de lo que era visto pasaría
otra vez de tantas ya no igual
si aún hilo en mi desvarío algo
listo para todo aparte
de lo que venga por descontado
a este plan
que llega a ser de los pocos
epitafio y estandarte
para una batalla de navíos
que reina en mi ánimo
y es posible que dure eternamente
mientras viva
en la desesperación maldita
de un nuevo día que pronto eclipsa
el gris de estas piedras
que me pesan encima
como una lápida o estigma
todo por mi piel
hasta el rincón prohibido
a mi paso de estatua
por este espacio abierto
a mi desamparo
en una grieta más allá
del mundo de los mortales
y de las flores marchitándose.