Gerardo Luna

EL IMPULSO DE VIVIR

Sentada en una silla

Solo pienso en ella.

¿Responderá mi necesidad?

¿Inyectara una cura a mi enfermedad?

 

Sobre mi cabeza observó,

La imaginó y le admiró,

Sin nadamas que su belleza natural,

Sin vida, pero con suma humanidad.

 

Por fin has llegado Martha,

Por fin alguien leera está carta.

El impulso de vivir ya me tiene harta,

Y aunque temo partir, temo más quedarme aquí.

 

Cuando el sol se esconde a veces

Se hace noche, otras veces se hace eterno.

Siento frío, siento gente,

Ciento quince y siento muerte.

 

Ya nada me impulsa a vivir,

He aprendido a fingir,

Fingir sonreír, 

Fingir elegir.

 

Es mi esfinge la tristeza,

Tan ancestral, tan quieta,

Lo que se inquieta es mi alma,

Mi paz, mi luz, mi calma.

 

Salí a caminar cada día,

Anhelando mezclarme con el aire.

Dejé de alimentar mi egocentrismo

Adelgacé tanto, hasta hacerme invisible.

 

Mis restos yaceran en mis textos,

Pensarán en los gritos de mi silencio.

Se preguntarán qué fue lo que perdí,

Y sabrán por éste texto que fue...

 

El impulso de vivir.