No digas que lo nuestro fue un sueño.
En los sueños no hay dolor
y ni la luna puede anestesiar
las noches lejos de tu voz.
En el mundo de los sueños
no se siente hambre ni sed
y yo sigo hambriento de tu alma
y sediento de tu piel.
Por los sueños no pasa el tiempo
y yo llevo grabados a fuego
los días esperando tu regreso.
En los sueños las caídas
no terminan en impacto,
pero este choque con tu ausencia
nunca acaba de derribarme.
Los sueños se olvidan
al momento de despertar,
pero no hay tierra capaz de enterrar
el recuerdo de tu mirada.
Lo nuestro no fue un sueño,
fue mucho mejor que eso.
Un sueño no,
sino algo más bello.