No puedo dormir escuchando mis latidos.
Mi mente no calla ni un segundo.
Pero esta sensación de encontrarme y estar perdido,
Me gusta tanto que la odio.
Abrí un cajón viejo lleno de telaraña,
Encontré algo interesante dentro de ella.
Encontré muchas preguntas,
La mitad no tienen respuesta.
Encontré algo que había olvidado,
Pero que recuerdo todos los días.
Mi razón de ser, es ser yo mismo.
Sin importar cuándo, quién o dónde.
Pero he visto el interior del cajón y me sentí vacío.
Al igual que yo, el cajón bien conservado, no tenía nada.
Ahora me doy cuenta de que este espacio puede ser aprovechado.
Se puede llenar de mil cosas, mil historias, mil recuerdos, mil emociones.
Pero quiero que un trozo de este cajón sea tuyo, quiero compartir ese espacio contigo, quiero compartir mil cosas, mil historias, mil recuerdos, mil emociones.
No todo se sabe con certeza, pero no todo es incierto.
Me lo cuestiono a mi mismo siempre que te veo.
Igual y esta sensación es como una bala perdida después de fallar el disparo, a toda velocidad sin ningún objetivo dónde ir.
O igual y es como una flecha, una flecha con tres plumas estabilizando el vuelo, con una punta afilada y el astil hecho del mismo árbol del que hicieron mi cajón.
Igual y se hicieron para que tú llegaras y le dieras valor a un par de objectos inanimados y manufacturados. Hechos por mi, para ti.
Hablo desde el desconocimiento, desde la ignorancia de mi mente intentando entenderme. Sin llegar a saber porqué me hace sentir así una persona que desconozco.
La cual es capaz de darle sentido a un cajón y a una flecha.
Hay un refrán alemán que dice:
Y si, le das valor al refrán.
Irónico, lo poco que sé y lo mucho que me gustas. Solo sé que tengo tiempo y espacio para darte. Dolería no poder tener la oportunidad, pero no seré yo quien cierre ese cajón, no seré yo quien detenga esa flecha.
Sólo tú podrás echar la llave en la cerradura o quemar la diana si así lo deseas. Yo solo he creado metafóricamente las herramientas necesarias para escribirte lo que siento por ti.