¿Qué hago yo sobre esta colina
entre espliego, romero y la jara?
Envuelto en la solitaria alborada,
tras noches vestidas de sombras.
¿Qué hago yo si tengo los ojos
sitiados por la tristeza del pasado?
Mi rostro ya no siente el calor
ni el resplandor de su mirada?
Por qué la perdí eternamente
en una tarde gris y lluviosa…
Hoy mi espíritu está ausente
como una estrella empañada.
Su lejanía me oprime
como la soga al cuello,
el mar al que se hunde,
como el llanto al duelo.