Joseponce1978

El teatro de la vida II

Título de la obra: las 30 sombras de Melilla.

Actores principales: Jefe supremo de la tribu E y jefe supremo de la tribu M

Actores secundarios: Ñus

 

Antes de nada, el dramaturgo quisiera aclarar que no tiene nada en contra de los aldeanos de ninguna tribu. La obra aquí representada solamente hace mención a los jefes supremos, y a ellos y a algunos jefes más va dedicada.

Como en la primera parte, sobre el escenario millones de butacas vacías. En los cartele que anunciaban el espectáculo, se ha dejado claro, con letra bien grande, que la función podía herir la sensibilidad del expectador, y no se ha vendido ni una entrada. A los actores no les importa que no haya público y a pesar de ello, por profesionalidad, siguen adelante con su oficio. Frente al escenario, la choza palacio del jefe supremo M, quien indica a sus sirvientes como deben colocar los manjares sobre la mesa de caoba para recibir la visita de su acólito E con el objetivo de tratar unos asuntos diplomáticos de gran urgencia. Cuando el jefe de la tribu E llega, toma asiento, coge con la mano un muslo de faisán de un plato, le da un bocado, y se dispone a escuchar a su anfitrión.

- ¿Qué venir tú a pedirme? Tú y yo enemigos porque tú ser amigo de mi archienemigo, el jefe de la tribu A. Y quien ser amigo de mi archienemigo, también ser enemigo mío-. Comienza el jefe de la tribu M, con el moscón detrás de la oreja.

- No ningún problema. Mí pelear con jefe de la tribu A porque no querer ya su gas. Mejor dicho, si querer su gas pero no demasiado importante poque mi tribu ahora calentar cacerola con luz. Además, jefe de la tribu A ser amigo de jefe de tribu R, el invasor. Ahora mí querer ser tu amigo porque preocuparme algo más importante que gas-. Argumenta el jefe de la tribu E, con evidente actitud sumisa.

- A mí parecer extraño. ¿Qué tú querer de mí, y qué ganar yo a cambio?

- Tú poder quedar con el desierto del oasis negro si ayudar a mí. Verás, la gran migración del ñu comenzar pronto hacia mi territorio y ellos comer toda la hierva y entonces mi tribu quedar sin hierva para fumar pipa de paz.

- ¿Y como poder yo ayudar a ti?

- Yo no pedir gran favor a ti. Como tu tribu y la mía ser vecinas, ñus pasar por tu territorio antes de llegar a mi territorio...

- ¿Y tú querer que mi tribu pare ñus para hacerte trabajo sucio?-. Lo interrumpe molesto el jefe de la tribu M.

- No, tú esperar y dejar terminar mí. Tú atender lo que yo querer proponer. Ser muy fácil y ni tú ni mí manchar manos con sangre de ñus. Cuando la gran manada pasar por tu territorio, tú espantar por detrás para provocar estampida. Entonces mí esperar delante con cuerda tensa para zancadillear a primeros ñus, que caer a suelo y ñus de detrás pisotear y aplastar ñus de delante. ¿Tú comprender? Ellos mismos pisotear y matar y tú y yo conciencia tranquila. Luego clavar cabezas de ñus en palos y poner por camino para que otras manadas ver y tener miedo, y así no atrever a venir más y morir de hambre en sus territorios de hierva seca.

- ¿Y qué hacer yo con mi territorio lleno de ñus muertos? Mi tribu infectar.

- Tú no preocupar, nosotros ayudar tú a enterrar ñus, también poder incinerar. Si no tener gas, con carbón mismo.

Se ve a ambos jefes fumando la pipa de la paz antes de cerrarse el telón.

SEGUNDO ACTO

Se abre el telón, se puede ver a los dirigentes de la OTAN reunidos en Madrid aprobando un aumento de presupuesto en gasto militar por miedo a que al majareta ruso le dé por invadir el mundo entero. Muy lejos de allí, 30 madres habrán perdido el rastro de sus hijos desaparecidos para siempre como fantasmagóricas bestias, sin una mala lápida que certifique sus muertes. Al menos podrán aferrarse a la esperanza de que sus hijos han conseguido saltar la valla y son tan felices en el primer mundo, que no se acuerdan ni de  hacerles una visita.

FIN DE LA OBRA