Afila tus cuchillos
eterno oleaje de marismas
donde se superponen miradas
y fuegos desde el este de las antorchas
repentinas. Aturden tus salvas,
despide la organizada mezcla,
los latidos profusos de un corazón
desmedido, y prueba la exigente magia
de un niño recién nacido. La brusca
inapetencia su sentido más pacato,
la eterna diatriba entre reyes desplazados.
Su vulgar acometida, digna de monarcas-.
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