Pisas fuerte sobre mi camino sin andén...
Sólo vale tu deseo de llegar, no la huida.
Mi vereda te espera sin el ayer como lastre
porque no abriste ningún reclamo como puerta.
Camino del viejo nunca, que hoy pronuncia tu nuevo siempre.
Camino del abrazo silenciado, descobijando mi cuerpo en el sueño mientras te prendas de mis dos girasoles
aun sin desvestirlos de pétalos.
Morada donde no tengo que hacerte la ronda si te refugias a voluntad en el canto de la caracola.
Bebo tu día cuando besas mi noche.
Pecan de insistencia tus manos jugándome vencidas cuando apareces fuera del tiempo pero como dueño lo dominas.
Cruzas la delgada línea de fuego ante el guarda ausente, aunque no importe ya si el antiguo sol se eclipsa.
Bajo indistinto reflejo me circunda ahora tu sombra.
Yamel Murillo
Ciclando©
D.R. 2019