Las caídas son más suaves en verano
El invierno entristece el espíritu
Pero la vanidad recae cómo lanza sobre la mirada turbia
Es una perdida sencillez lo que deja ser una inconsistencia?
En la perseverancia aquella arrogancia suena distante
Para los perplejos abismos de encantó
En las costumbres olvidadas del canto
Y pálido o ciego sosiego el frenesí de mis pasiones
He me aquí en plena apatía recordando las veces
Y los placeres de mi mente por cada fragmento
Los senos y curvas de los sonetos
Aunque es claro que deje de contar cuando llegué al 207
Persigo esa luz que percibo dónde la dejé amurallada
Han pasado varios años sin que un fulgor rescate está mente
Cuando creía que si paraba podía relajar mi desde por la prosa
Son varios culos amedrentados
Esas quisquillosas falacias de la verdad incógnita
La conjugación perfecta entre placeres y deberes
Cuantos orgasmos entretejidos y ninguno descubierto
Las aquellas que sueñan por las tardes obscuras y deseosas
Es allí, donde me detuve
Es un triste títere de mi
Aunque las edades parecen hojas de otoño
Una vez más nada escrito parece relevante
Que verdad oculta se teje en este texto sin contexto
Para mí suerte, y como los otros 5230 pensamientos
En esta vida que llame poesía, nunca sabré exactamente
Lo que escribí.
Sa. J. Jalley