Dame tus alas
y llévame contigo
en largo vuelo.
Cierro los ojos
Me duermen tus latidos
mientras volamos.
Iremos lejos,
en viaje sin destino
por todo el mundo.
Cuando te canses
haremos un inciso
cerca del bosque.
Allí, en la fuente,
daremos un traguito
del agua fresca.
Y volveremos,
de nuevo al infinito,
sobre tus alas.
Alas de plata
repletas de suspiros
y de esmeraldas.
Son nuestros sueños,
aquellos que, dos niños,
nos entregaron.
Y llegaremos
un día, hasta el Olimpo,
para soñar.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/06/22