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Rojos, blancos y azules representan
y embellecen sin duda a la pastira.
Llegada la ocasión, ¿quién no la admira
si hasta sus paños negros la acrecientan?
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Pendientes, aros y collares cuentan
con la ilusión y fe que se respira.
La mantilla complace a quien la mira,
inclusive las trenzas complementan.
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En las calles de un pueblo de Jaén,
con el clamor abriendo los portales
despierta “la pastira”, admiración.
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En el templo hay lugar para el amén,
y otro más, para días especiales
que siguen sin perder la tradición.
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Poema inspirado el la Pastira de Tirso De Molina.
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Poema : Ramón Bonachi.
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Fotografía de internet