Verde, te quiero verde, como los pinos
entre la noche. Verde como el manto
de los valles del estío.
De verde te pienso, mi amor,
para que ascienda mi gemido
como raíz del corazón.
Te quiero verde como la yedra
en el muro primaveral, que feroz y lozana
abre su cuerpo, al viento presa.
Así te sueño, así te admiro, con tu alma
de ambición inquieta.
Te sueño como una selva alborotada
que crece entre la luz serena.
Ah, verde! Tu cuerpo en el pasto
es un revuelo de ansiedades.
En ti están, mañana y ocaso,
amontonados. Es tu alarde
el viento entre los campos,
es tu carne de nueva sangre
un templo abandonado.
Ah verde! Vasto verde sobre mi propia
alma seca, que tu has resurgido,
con tu dulzura sencilla.
Mi sangre avanzó, de pronto, con un grito
entre la vida.
Tu semilla del amor en mi abismo,
hizo crecer sueños y dicha.