Alzó sus alas al cielo
liberando sus dolores
sobre aquellas bellas flores
que quedaron sobre el suelo.
Y hasta se empapó el pañuelo
con sus lágrimas de amores
con recuerdos caladores
que hoy me traen un consuelo.
Y su risa melodiosa
canta aún dentro de mi alma
provocándome una calma
recordándola amorosa
porque mi alma cada día,
te recuerda, Madre mía.