Me he exprimido el alma y el cerebro
como un limón en un jardín de invierno,
he suplicado la lluvia redentora,
he despuntado mi pluma en el cuaderno,
mas sigo mudo, vagando en el desierto
buscando en vano el oasis de tus besos
el dulce amanecer de tu sonrisa
el cálido refugio de tus senos.
y me arrastro por sendas pedregosas
peregrino en pos de tu ternura,
del maná que se derrama entre tus muslos
del aroma que emana tu cintura
del sabor de tu hirviente madreperla
del elixir que adormece mi locura ,
mendigando la luz de tu mirada
el arcoíris, el fin de de esta tortura
la aurora tras una negra noche
de insomnio, pesadillas y amargura