Carlos Ojeda

Acercándome a ti.

Acercándome a ti.


Hoy me dejé llevar por la curiosidad propia de un valiente mortal que inducido por la soledad se acercó al profundo abismo de donde procedía ese silencio de sepulcro qué invita siempre a la meditación para reflexionar en lo magnánimo que Dios ha sido que nos premió con una compañera de quien dijo....carne de tú carne y hueso de tus huesos ....será llamada mujer!.... y más allá sólo está ese silencio que tú dices que adoras.
Me detuve y con mucha cautela me acerqué y el esfuerzo fue en vano pues ese abismo era profundo y oscuro. Distinguía algo parecido a una bella sonrisa que se dibujaba haciendo juego a la sensualidad de esos labios que dejan a la imaginación como será el ser un blanco perfecto para sus besos.
Dios mío....no, otra vez no! ....no permitas que mi razón se pierda en búsqueda de la dueña de esa mirada tan femenina y sensual propia de una mujer cuyos sueños son todavía una tarea por cumplir. 
Perdóname por tanta lujuria reprimida propia del más pecador pero ...
como no abismarme y rendirme ante la belleza de un cabello que dibuja el perfil de una espalda frágil que discretamente invita a soñar. 
Cuanta belleza mi Dios, .....se habrá dado cuenta de lo bella que es!. Solo tú mi Dios puedes hacer de ella una realidad y generoso fuiste al permitirme deleitarme solo con verla.... a la distancia.
Complementa su belleza con sabiduría para que sea un refugio para el que pueda ser permitido pernoctar y dejarse llevar por ella. Poder dejar salir todo sentimiento que ahoga mi pecho y buscar ese puerto que me permita anclar. Seguro que los miedos se irán esfumándose como los amores pasados que ya nadie se acuerda.
Andare de puntillas para no interrumpir esos pensamientos que surgen a la sombra de tú silencio y solo le pido a Dios que mi nombre sea el motivo.
Este sentimiento único que compartimos nos obliga a dejar una puerta abierta para que puedan escapar nuestros demonios.

D.R.A.
Carlos H Ojeda Behr