Embriagada de la dicha que trajo el día
Sucumbo a los placeres y me pierdo en el encanto de la vida
La felicidad penetra mis sentidos
Siento que por fin las largas caminatas tienen un destino
Siento que no puedo borrar la sonrisa de mi rostro
Siento que la felicidad está en el cenit de su gloria
Solo que la felicidad pesa mucho
Esa felicidad honda y profunda
Atraviesa el abismo de mi existencia y se sumerge en el mar de mis tristezas
Entonces, la felicidad se corrompe
La felicidad duele, se olvida
Esa felicidad pasajera que persigue el vaivén de las olas
Se convierte en espuma al caer la noche