La vida
es tan difícil vivirla,
pero tan fácil
criticarla y encontrarle peros.
Es tan difícil disfrutarla
y tan fácil sufrirla.
Siempre reclamamos
en contra de ella
y nunca agradecemos
lo bello que nos brinda.
No apreciamos lo bello
que es ver el vuelo
de una bandada de aves,
ni lo bello que hay
en una telaraña
iluminada por el sol.
Reclamamos tanto
y vemos tan poco
de todo lo que
tiene la naturaleza
para nosotros,
de lo que Dios nos
legó para hacer
nuestra vida más placentera.
Creo que cuando el hombre
deje de destruir,
dejará de sufrir,
ya que, si deja de hacerlo,
no tendrá que pensar en
reponerlo todo,
teniendo paz
con su conciencia.
Así la vida
será placentera
y no será objeto de críticas
y reclamos que hacemos
muchas veces injustificadamente.