Te esperaré
sentado en los jardines
con mis poemas.
Serán dos besos,
calcados de mis labios
en un cuaderno.
Los leerán
mis ojos a los tuyos
en un susurro.
Te esperaré
callado y en silencio
hasta que llegues.
Y volverá
tu risa cristalina
a mis oídos.
También tu voz,
alegre y seductora
con su ternura.
Te esperaré,
te digo y te repito,
y no lo dudes.
Quiero tus labios
uniéndose a los míos
en la distancia.
Serán los versos,
latentes de mi vida,
en un poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/06/22