Cojo de un ojo
laten mis párpados
las mil caras hermafroditas
del colibrí televisivo,
luz bermellón
del festín astral,
fábula insuficiente del alba,
marchita vibración del oropel,
voluptuosidad
que no ceja en beber vino
de la rosa pastel.
Efímera ave del ascua
que atraviesa
piscinas de alegría prestada
y sandías de sangre invisible
con sonrisa desplegable de bufón,
los espejos también cierran
por vacaciones,
soldados al agua maratoniana
del mar.