Geovani

Las sombras reflejadas en tus bellos ojos.

 

Las nubes cubren el cielo con su color plomo,

Se reflejan sus sombras en tus bellos ojos,

Cubren hasta la lejana ciudad dormida,

Desde donde la tarde queda poco a poco extinguida.

 

Estamos tú y yo, en nuestra alcoba solos,

Donde se esparce nuestro amor, todo,

Mientras el viento tiene suspendido el polvo,

Fuera de nuestra habitación, alejado de nosotros.

 

Donde vivimos nuestro infinito amor,

Donde nos hablamos sin  palabras, con nuestros ojos,

Un idilio que Dios unió, ya estaba destinado,

Ahí donde te entregué mi corazón, para que pudieras habitarlo.

 

Esa noche naciente que la iluminó tu resplandor,

Cuando me hiciste tuyo y me entregaste tu amor,

En ese momento que entre suspiros recorría tu piel,

En nuestra habitación en la ribera de Aranjuez.

 

En la que saboreaba tus deliciosos labios sublimes,

Tenuemente iluminados por la luz de los candiles,

Tu delicioso aroma suavemente desprendías,

Mientras  con ternura te daba delicadas caricias.

 

“Con mis manos tu deliciosa piel recorría, es como pasar la mano por la fresca brisa, para mí liberas  tu aroma que es una delicia, algo nunca encontrado en ninguna mitología, mientras tu amor eterno me compartías.”