Llevo entre las manos mi alma entristecida
como un caminante que te dijo adiós...
voy de camino como un vago sin vida
solo con las ansias que hablan por los dos.
Estas son muy locas; disfrutan del viento
al gorjear de hambre dentro de un amor:
no es la desilusión, sino el pensamiento
que vierte mil flores que hacen una flor.
Estuve contigo soñando muy triste,
pues todo enmudece, todo se transforma.
El rico se duerme sobre su reforma
y el pobre trabaja, pues de ello se viste.
El tiempo combina, la gloria pondera.
Las perlas sollozan los dulces instantes,
y suelen aquellos manchar los diamantes
donde el caminante dejó la quimera.
La vida de lucha se viste de gozo.
La vida de sueño no alcanza su rumbo:
La gloria del arte dibuja el retumbo
que siempre mañana la alcanza su mozo.
La dicha del mundo se encierra de envidia
en dones perfectos que logra el obrero:
La dicha y la vida son dotes de acero
del cual la quimera la guzla fastidia.
El árbol nos premia, la idea nos ciega.
La luna sonríe, las nubes la visten.
No existe un bohemio que tenga su entrega
y escriba la vida de los que no existen.
Pues ellos descansan después de la guerra
y viven muy dentro de cada premisa:
se va el caminante que ha arado la tierra
dejando la gloria con cada sonrisa.
Samuel Dixon [30/06/2022]