Pudiera recostarme en su respuesta,
¿qué hago conmigo
si siempre tengo un signo de pregunta?
No me conforto en las palabras...
Es tan difícil deletrear lo absoluto
que ya no quiero saber de nombres
ni de fechas, ni importancias,
no me importan las ansias
de mis ganas
descolgadas en lo curioso
de sus seguridades.
¿Es cierto mi nombre?
¿Quién dice que soy hombre?
No me titulo,
ni compito por un nombre,
soy idea que se cuela
en los sentidos
del que no me quiere mirar.