Después de que la fecha exacta de su muerte haya sido objeto de una larga polémica, parece definitivamente establecido que Federico García Lorca fue fusilado a las 4:45 h de la madrugada del 18 de agosto de 1936, en el camino que va de Víznar a Alfacar.
Su cuerpo permanece enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de esos parajes, junto con el cadáver de un maestro nacional, Dióscoro Galindo, y los de los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, ejecutados con él.
Juan Luis Trescastro presumiría después de haber participado personalmente en los asesinatos, recalcando la homosexualidad de Lorca.
H. G. Wells envió el siguiente despacho a las autoridades militares de Granada:
H. G. Wells, presidente Pen Club de Londres, desea con ansiedad noticias de su distinguido colega Federico García Lorca, y apreciará grandemente la cortesía de una respuesta.
Cuya respuesta fue la siguiente:
Coronel gobernador de Granada a H. G. Wells.—Ignoro lugar hállase D. Federico García Lorca.—Firmado: Coronel Espinosa.
Palabras de Federico García Lorca al periodista Luis Bagaria en una entrevista para el diario El sol pocos dias antes de su muerte, palabras que en el contexto político de hoy en España vienen a cuento:
\"Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos, pero odio al que es español por ser español nada más; yo soy hermano de todos, y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos.
El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política\"
Llanto por la poesía
Granada llora que llora,
canta en su zambra un gitano.
El llanto lo empuja el aire
y el aire llega llorando.
Una garganta se quiebra
-roto cristal azogado-
con quejído tan sonoro
que es un potro desbocado.
¡Ay! mi Granada que llora
¡Ay! mi Granada llorando.
Las cuevas del Sacromonte
quedaron sin su alegría,
no nieva en Sierra Nevada
ni hay sol por la serranía.
¡Mira la luna Granada!
...la luna... lo está velando...
...y en esa noche de agosto
pistoleros acechando.
¡Ay! mi Granada que llora.
iAy! mi Granada llorando.
Desde las Torres Bermejas
en vuelo hasta Monachil
palomas blancas le llevan
tristezas al río Genil.
Este verso, y sus estrofas,
visten notas nazaríes,
del color de aquélla sangre
roja intensa de rubíes.
Llora la luna en Granada,
¡también llora el Albaicín!
Viste de bruno la aljama
llorando sus moradores,
está la Alhambra de luto
de luto están los alcores.
Y en un cortejo de entierro,
militares y traidores
secuestraron la palabra
matando a los ruiseñores.
¡Ay! mi Granada esa muerte.
¡Ay! que tu muerte rondando.
Desde el Genil hasta el Darro
desde Granada a Purchena,
los caminos sangran nardos
y en estos versos la pena.
El arrayán y los lirios,
el toronjil que allí habita
todo suspira en Granada
por si Lorca resucita.
La luna..... lo vela vela,
la luna... ¡lo está velando!
La tragedia de esa tarde
fue un lance de toro oscuro,
una corrida de muerte,
un burladero inseguro.
Las pistolas silenciaron
a un ave de colorido,
¡mala puñalá le dieran!
al pistolero furtivo.
La noche llora que llora,
la noche, ¡le está llorando!
Y el gitano se lamenta:
¡Ay! malaje, Dios bendito.
Granada llora que llora,
la muerte de Federico.
La madrugada venía
yacente, como el poeta,
desde entonces la ternura
vive en aquélla cuneta.
España a Lorca recuerda
¡siempre lo está recordando!
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