En un despertar genuino de poblada circunstancia
he visto todo caído como sombra espiritual.
Las malas cosas circundan como tormenta de Francia
y las buenas se sumergen con la luz de Portugal.
Pues ya ha despertado el pueblo. Todo pinta deseado.
Las armas de los humildes son pocas en el misterio
y con tus falsos besos lo hiciste morir en Belgrado
al hombre que luchó por ti contra todo aquel imperio.
Con este decir de auroras tu batalla me destruye,
más que cualquier terremoto planeado por el cielo;
luché como buen soldado, no valoraste mi anhelo
y dejándome muy débil otra ahora me construye.
Te voy superando mujer: ya te borré por completo.
En tus aguas estaba mal, en tus brazos amarrado
y cuando pude soltarme pues quemé nuestro libreto
en el cual cada promesa sobre llamas ha quedado.
En un estruendo de estrellas me rescató del abismo,
me colmó de muchos besos lo que tú nunca me diste.
Te dejo en libertad mujer, ya me voy sin egoísmo,
sigue tú con tu batalla si a la guerra tanto fuiste.
Te adoraba como un loco cuando sigue su pecado.
Mis deseos se trasladan por aquella verde senda:
¡con lo poco que sostengo de mi mente te he borrado,
búscate a otro de tu tipo que quizás algo comprenda!
Samuel Dixon [01/07/2022]