Condenados…
sentenciados a estar siempre separados,
resignados a convivir en el silencio…
callados…indefinidamente,
obligados a habitar la soledad…
en un encierro inclemente…desértico…colmado de vacío,
forzados a soñar con el fantasma de un “quizá” …inalcanzable
inducidos a forcejear con la dureza del olvido.
Condenados…
confinados a una “espera” interminable…prolongada,
a un “adiós” permanente…
a un “regreso” improbable,
renunciando a ese amor insostenible…
a ese sentimiento desconcertado…
que se volvió tormento…
que se convirtió en suplicio,
desfalleciendo en esa pasión incontenible…
que se disipó en el viento…
y se hizo fugaz…como hálito de mi último aliento.
Condenados…
persuadidos de este infame alejamiento,
que ha marcado nuestras almas con distancia,
atormentadas por esta cruel realidad…
que nos mantiene apartados,
y ha tendido sombras de abandono…
castigándonos con esa desalmada ausencia.
Condenados…
sentenciados…
obligados…
resignados a terminar así…lastimados…heridos.