Liturgia de un solo miembro
en la que padecemos la ignorancia,
fundiendo color con arena, gigantes
muselinas atravesadas. Hoy,
frío enero, buscaremos la estampida,
como bueyes o caballos
regocijados en su muerte vestal.
Oh sangre de mayo, relámpago
inconcluso, viste mis pechos de
sonoros cánticos, y olvida mi pertrecho
de guerra, pues he de comer
de la mano de mi amada, sobre colinas
y montes bajos, llenos de arena.
Incandescente fórmula de atención:
miradme de frente, pues he perdido
el perfil-.
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