Confundió las estrellas,
lloró las despedidas.
Extrañó su presencia
y la quiso en su vida.
Ella fue su quimera
y el amor imposible.
La anhelada princesa
de aquel cuento invisible.
Se guardó la mirada.
Y escondió su figura.
Abrazó a las palabras
y escribió con premura.
Descargó su tristeza
en los folios mojados
que llenó de poemas
para hablar su fracaso.
Y en las noches de luna,
cuando nadie le mira,
una lágrima oculta
mientras piensa una rima.