CONTEMPLANDO.
A veces, contemplando el firmamento, asombrado por los astros que se han atado a mi ventana, elevo todo tu cuerpo y escribo un nuevo camino: el tuyo y el mío, y no son muy distintos.
Tú, que tienes ojos que parecen escaparse de la noche, te enfrentas a mis letras con colores caribeños, con cálidos mensajes que perfectamente encuentran tus palabras en las mías.
Y es que la poesía te lleva por muchísimos paisajes: a imágenes silentes con los ojos llenos de mar o a figuras elevadas de sol siempre completas.
Tú, que tienes ojos que parecen escaparse de la noche, te adueña de un silencio pocas veces visto, clavando en mí los rayos que se crean en la aurora de la más noble belleza.
A veces, contemplando el firmamento, asombrado por los astros que se han atado a mi ventana, elevo todo tu cuerpo y escribo un nuevo camino: el tuyo y el mío, y no son muy distintos.