Suspirar al mar sensatamente
Construir palabras a través de la calma.
Recuperar autenticidad.
Salir de círculos viciosos.
Dejar la ansiedad dormida para siempre.
Aprender que la soledad también es buena compañía.
Disfrutar de un buen libro con la brisa del aire campestre. Desayunar cereal con el fondo de una buena película.
Cenar con la familia y escuchar antes de dormir a Chopin leyendo prosas.
Salir a caminar con la vista del poniente.
Volver a sentir que en los pequeños detalles está la dicha de respirar.
Todo lo que se había perdido volverlo a encontrarlo...
Puede que lleve trabajo pero quien dice que no se puede recuperarlo.
Al fin de cuentas uno también puede figurar solecitos en medio de la tormenta que se puede estar asomando.
Jugar con la imaginación puede entonces, quizá, llamar en invierno al verano.