Tu hermosa alma, es como las brisas matutinas.
Esas que llega a mis mejillas, con amor y alegría.
Cada mañana, en que, con amor te espero, vida mía,
para recordar tus besos y alborotar así, mi rutina.
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Cómo no voy esperarte perfumada y sonreída
Sí a cada instante y a todas las horas, te pienso.
Aplacas mi férreo talante con tus festivas salidas
y tus caricias agitan mis sensuales sentimientos.
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Cuando me miras, yo te observo, con gran ilusión.
Tú abonas con tus caricias a este florecido jardín.
Para tí lo he perfumado con un semillero de Jazmín.
Y allí te espero a que vengas a ofrendarme tú pasión.
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Por ti, me convertiría en tu amorosa Sherezade,
haría con estas vidas, el más bello de los cuentos.
Donde todo sea unión y que nada nos desagrade.
Pero, te has marchado y de allí viene mi lamento.
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¡No prometo esperarte, no soy mujer que espera,
Si te he dado una cita, sería mejor que asistieras!