La musa del soneto tengo fría,
cargándome burlona en su desplante
de métrica que ajusta por delante
y por detrás me sobra poesía.
Hurgando en la sonora simetría
en busca de tonada consonante,
me topo con la rima discordante
y al trino la lengüeta le chirría.
Sin tempos acentúo el desatino
y llevo el mismo ritmo que un pingüino
bailando reggaetón en el desierto.
O el engranaje del soneto afino,
o quedaré varado en este puerto
del verso abandonado en mar incierto.