Va mi estrella perdida, ¡no fulgura!
entre nieblas transito mis destinos,
cada noche acopio mi dulzura,
y el viento se la lleva en remolinos.
Tal vez hoy recupere la cordura,
¿o quizás continúen desatinos?
Presa estoy en quebranto y amargura,
y vivo cual Quijote entre molinos.
Impasible quedó la compostura,
pero mis pasos siguen peregrinos.
Seguro solo está la sepultura,
y la reto en mi andar pleno de atinos.
Atesoro vestigios de ternura,
de amores que pudieron ser divinos.
En soledad admiro su escultura
respiro al caminar entre pininos.