Elizabeth Maldonado Manzanero

Piélago

Hay un lugar acuoso muy profundo en nosotros mismos,

donde el afán del amor y la ruina de lo etéreo, se amasan

se funde con dolor de vida, abre la boca inmensa el miedo,

se traga la luz, la sombra y toda mi preponderancia

nadie gana todos y todo se joden mutuamente

somos espejos vacíos, caminamos muertos

nos faltan las raíces o nos sobran, estropeando

siempre lesionando el aquí y el mañana.

Bebemos grandes tazones de violencia

y nuestro ser se va pudriendo, somos carne bizarra

carentes de cara, de alas y si también de paraísos

de esos que visiten nuestros ojos en la piel del otro.

Y si de casualidad mis pies caminan lo hacen lento

en senderos distribuidos a diestra y siniestra de espinos

¡La confusión siempre es generosa en sus caminos!

y la propia oscuridad forma la noche, no hay luceros

o cobijas que escolten la desnudez del pensamiento

existimos fuera del tiempo, exiliados de la memoria

tan solo situados dando vueltas en el piélago del dolor

y la orfandad de tanto y tanto silencio...