Sé que tuyo es el nombre de Diana,
para mí, sin embargo, eres tristeza;
como lágrima de una estrella cana.
como piel impregnada de aspereza.
Para mí no eres virgen, cual la diosa,
eres la dionisíaca amante;
como nívea luna caprichosa
que se liga al sol por ser más brillante.
Y pensar que te amé... ¡qué te amé yo!
¿Cómo pude ser ciego, tan inválido,
y aún peor... escribirte tanto verso?
Pero ya se acabó... ¡ya se acabó!
Marcha lejos cuerpito dulce y cálido...
¡fuera sal de mi lírico universo!
Iraultza Askerria
http://iraultzaaskerria.wordpress.com/