Un hombre, bajo un olivo,
miró el río acaudalado,
crecido, como enfadado
y para nada atractivo.
Quería cruzar el río
turbulento y mal oliente.
Y era fuerte, su corriente,
¡su caudal era bravío!
Y pensaba muy atento
cómo llegar a la orilla
sin caer de la barquilla
en el río tan violento.
De pronto, llegó un amigo,
con deseos de cruzarse
pero no de aventurarse
porque el río era enemigo
con su fuerza, que a raudales,
ponía la vida en vilo.
Y meditaba, en sigilo:
«Si te caes, no te sales»
Y así, pasaban las horas.
El río con su creciente
cruzarle, no era prudente,
si su fuerza no la ignoras.
El tiempo se iba volando
y la noche, aparecía.
Lentamente oscurecía,
cuando el sol se iba ocultando.
La ansiedad se incrementaba
queriendo cruzar el río,
el cielo, estaba sombrío
y aquel caudal, no mermaba.
De pronto llegó indignado
un don, dispuesto a pasar.
El río intentó cruzar
y terminó revolcado.
Quisieron darle la mano
pero eso no fue posible
aquello fue predecible
se hundió en el fango con guano.
Las aguas se lo arrastraron
los gritos ya no se oyeron
los tumbos más se sintieron
en piedras donde chocaron.
Aquellos gritos de auxilio
el ruido dejó callados
y los ecos, ahogados,
de aquel pobre don Basilio,
que presuroso llegó
sin valorar la corriente
como ha pasado a la gente
que su ego, no comidió.
Todo deja una enseñanza
si es que atentos siempre estamos;
y si no, nos lamentamos,
con el tiempo y con tardanza.
No navegues en los ríos
con sus aguas turbulentas
mide bien, a qué te enfrentas,
para no sufrir hastíos.
Calma bien tus emociones
no te arrojes por instinto
en un mundo variopinto
con sus malas intenciones.
Los que nunca se cruzaron
ese río turbulento
aunque el paso fue más lento
a la orilla bien llegaron.
Y habían interrogantes
en los dos buenos amigos
que también fueron testigos
de las aguas repugnantes.
¿Habrán voces disidentes
que salgan con sus alardes
diciendo: ¡fueron cobardes!
y creyéndose valientes?
Don Basilio en la mañana
fue encontrado, para suerte,
porque lo arrastró la muerte
hasta la inmensa bocana.
«Esta historia es repetida
no les causará extrañeza
porque al muerto se le reza
pero no vuelve a la vida».