Tan cerca te siento,
A través de ella anuncias llegada,
A través de ella percibo momentos
De tu presencia hostil y demacrada.
Ya te veo en los cafés
Y en cada tarde de domingo.
Te veo sentada aquí en mis pies
En noches enteras de bingo.
En las paredes y en las cortinas,
Mirándome de reojo.
En entre calles y en las esquinas
Empujándome a tus antojos.
Te veo en sosiego,
Acompañando las apariencias
Y reduciendo a un punto ciego
Mis más alegres vivencias.
Te veo llegando, de verdad.
Solo le restan pocos latidos
Para verme por siempre comprometido
Con tu obligada presencia, soledad.