CADENA PERPETUA.
Cuando descubrí que no me amabas, tuve que aprender a caminar nuevamente por los mismos sitios que recorrí contigo. Volví, con mucho esfuerzo, a reencantarme con los árboles aquellos que tantas veces nos encontraron en un beso. Me reencontré con el fulgor de la mañana para volver a iniciar mis días sin llevar conmigo tu más lóbrego recuerdo.
Se me hizo esquivo mi sueño más enorme y mi ilusión más elevada se extravió entre tus silencios. Se me perdió la razón que me hacía amarte y tuve que buscar motivos para volver a mirar la luna sin estar atado a lo que era tu cintura.
¿Fue tan cierto tu amor como lo fue el mío? Tú elegiste un camino y yo tomé el que me dejaste: tú me llevaste al olvido y yo jamas pude olvidarte.
Me levanté, casi sin fuerzas, para volver a amar la vida: el cielo, las nubes, las montañas nevadas y los pájaros viajeros que visitan mi ventana. Amé otra vez el día, amé otra vez la noche, el mar, el horizonte y aquellas poesías que ahora desconoces. Todo... todo volvió a mí, pero sin tu presencia, así es mi cadena, mi cadena perpetua. Hoy no soy más feliz que cuando estaba contigo, pero aprendí a vivir sin ti y aun sigo estando vivo.