Dos veces te vi hoy.
Ninguna de ellas de frente.
Una vez de espaldas
Y otra cabizbaja.
Que cobarde soy
porque de las dos veces
no pude hablarte,
tan sólo te miraba.
Que importa que te conozca
Si no puedo ni hablarte.
Que importa que te sueñe,
si al levantarme
ante el alba
no puedo ni acercarme.
Que tonto y que cobarde