Ojos azules
que buscan en el cielo
su manto azul.
Almas inquietas
que ojean en los mares
su verde mar.
Y tú los miras,
mi linda mariposa,
y te emocionas.
Ojos de niños
que dejan los cometas
por un instante.
Hacia las nubes
dirigen sus miradas
tan impacientes.
En ellas ven
figuras e utopías
de su niñez.
Almas de hombres
que viven un otoño
encantador.
Y mientras tanto
contemplan la bahía
y el horizonte.
Barcos que pasan,
gaviotas que se mecen
sobre las olas.
¡Sí, mariposa!,
contemplas todo esto
y eres feliz.
Desde el silencio
vislumbro este milagro
y le comparto.
El cielo azul,
de niños y de ancianos
y tú en él.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/07/22