No morimos, tan solo trascendemos,
No somos dueños de nadie, ni nada,
ni siquiera del cuerpo que habitamos,
porque al morir la tierra lo reclama,
y entonces los gusanos se lo maman.
Todo se queda, menos los recuerdos,
y los perdemos si acaso volvemos,
¿En lo único con lo que no concuerdo?
olvidar a quien nos ama y amamos,
y regresar a sufrir a otro infierno.
Tal vez, al más allá el Amor llevemos,
y desde allá hasta nos comuniquemos,
con quienes, desde este plano intermedio,
resignados quedan sin más remedio,
a la espera del futuro reencuentro.
El trascender es continuar la senda,
donde todo final es el principio,
y el principio, razón que nos detenga,
cual, si caemos de alto precipicio,
al jardín terrenal lleno de vicios.
Nadie pide caer al paraíso,
donde cuesta aprender al vividor,
y menos aún, se le haga un gran juicio,
de esas horas vividas sin dolor,
disfrutando un pecaminoso amor.
Injusta causa es la condenación,
a mortales inmortales en cuestión,
que siendo inocentes culpables son,
de aquello imperante a la creación,
por participar sin la aprobación.
¿Por tal razón tendre yo salvación?
de haber vivido en aras la pasión,
en el corto tiempo de esta estación,
jugando en vida al hacer el amor,
entre poemas, copas y canción.
Preferible el reencarnar más lerda?
habitar un cuerpo menos hermoso,
donde no me pretendan ni los osos,
y sienta mas gozo en saltar la cuerda,
que brincando traviesa en otras piernas.
Si logre robarles un sonrisa,
quedo satisfecha por tal dicha.
Saluda con universal amor
su vieja amiga Raquelinamor