Alberto Navarro.

Ayer.

Despierto pensando en ti

Y se vuelven los minutos

Incisivos por recordarte.

Empieza a desangrarse

El último trozo diminuto

De corazón que hay en mí.

 

Luego discuto con el espejo

Y con la sombra en la pared,

Hasta hacer un pacto.

Desayuno un tabaco.

Me levanto con algo de sed, 

Y en la fuente me sumerjo.

 

Cierro las viejas cortinas,

Lentamente abro mi cajón.

Ese que oculta hojas de libreta,

Como herbolaria sin maceta

Adornando mi habitación;

Que en veces es cantina.

 

Que otras veces un castillo;

Con las paredes de metal,

Sin puertas, ni ventanas.

Solo el son de una flauta tibetana.

Siguiendo un áurea espiral

Que baila dentro de sus pasillos.

 

Normalmente paso el día

Y parte de la tarde en mi pieza.

Al salir la luna, es diferente.

Me vuelvo un cuerpo celeste,

Olvidándome de toda certeza,

Olvidando hasta mi poesía.