Asomó por el jardín con su libro altruista,
con el cabello suelto, zapatos bien pulidos,
Lesly, la niña hermosa, Lesly la niña lista;
La perfecta creación de dardos encendidos.
Sonreía de todo; de aquello tan glorioso,
de las rosas copadas, de pájaros cantores:
en sus manos llevaba perfectos ruiseñores
con títulos brillantes de un libro misterioso.
Cantaba entre las flores la dulce melodía
al paso de sus dotes, como toda potranca.
Y todo lo que andaba con rimas repetía
hasta encontrar llorando la dúctil rosa blanca.
Se le acercó al momento para ver su quebranto.
Y se alarmó la niña leyéndole una historia:
de pronto se escuchaba bajar desde la gloria
la lluvia de pájaros cantando sobre el viento.
Samuel Dixon [06/07/2022]