Desearía olvidarme hasta de todo
lo que existe por aquí
e irme a donde no me encuentren
ni a la vuelta de la esquina
donde solía estar mi sombra errante
vigilando estatuas consagradas a un mañana
aún hundido dentro de mí muchísimo
el mundo en el que estoy acompañándolo
en ronda fúnebre.
Escucho rumores de un fondo terrible
yo caído en desgracias tan tiernas
que hice allí mi escondite
sumergido en tristezas
y el techo de paja
cuando el huracán está de paso
a quedarse colmándome el cráneo
de rabias que no darán en curarse
sin un beso mortal en la piel del recuerdo
extasiarse yo en paz no, jamás...
De llorar incapaz optar por quemarse
los nervios agresivo uno en su oasis ahí,
arrojarse sin miedo a que lo devoren
del abismo los pájaros,
naufragar pasajero en una espiral sin sustancia
de los mares azules
por los que yo desentiendo ser alguien ya más.