Adelaine Soto Alvarez

UNA MUJER SE ACERCA A LA CORRIENTE.

El mar bambolea su fuerza interior
Los peces se acercan y huyen
Una mujer se acerca a la corriente
Creyéndose invicta
Capaz
De aquello que imagina
Pero no sabe
Lleva el pecho
Con un ancla y un martillo
Una daga herrumbrosa
Llena de lino y sal
Las costillas por fuera
Conformando un esqueleto
Turbio y desarmado
¿Y el corazón?
Ese tal vez lo lleva
O se quedó sin itinerario
Una vez y otra
El sol da paso a la oscuridad
Y se ven en vaivén las lanchas
Y los cangrejitos
Derrumbados en la orilla
¡Cuántas noches de dolor
¡Sujeta al mástil de la esperanza!
Viendo caer a diestra y siniestra
La ansiedad y sus desmanes
Y el desasosiego de los locos
En su eterno griterío
Quién nos iba a decir
Lo monstruoso
Que fue creer las banalidades
Del cuentero mayor
Cuando todo parecía posible
Hasta que al final
No hubo planta que no se doblara
Esta mujer que bordea la corriente
Lleva enloquecimiento
En las pupilas
Arrastra una latica
Sin percatarse de las aguas
Negras y ensangrentadas
Ni los pedazos de palo y tabla
Que se abollan
Sobre ellos piernas, muslos, brazos
Inocencia
De algunos que sucumbieron
También hay puños
Fantasmas y sirenas
Entonando una melodía extraña
Una mujer se acerca a la corriente
Creyéndose invicta
Capaz
De aquello que imagina
Pero no sabe
Sus oídos se transforman
Con tanto pellejos y rugidos
Revoloteando sobre los reflejos
El mar es un hervidero de residuos
Llama
Reclama
Pide auxilio
Sujetando su cabeza con la mente
Nadie la escucha
O tal vez nadie la ve
Pero allí permanece pálida
Y lucida
Turbada y fría
Una mujer se acerca a la corriente
Creyéndose Odiseo
Después Alfonsina
Mientras la tristeza cae
Sobre lágrimas que no se ven
Y valores que no se abren