A veces quedo ida.
Me quedo pensando en cosas como:
\"¿qué carajos fue lo que me hizo este hombre? ¿Por qué lo quiero tanto? ¿Por qué me afecta lo que haga o deje de hacer?\". No te imaginas cuanto te admiro; cuanto te quiero; cuanto te extraño.
Eres tan maravilloso que rayas los límites de lo absurdo, pareces una fantasía. Eres tan jodidamente tú.
Hay una sola cosa que no tolero y es el no poder secuestrarte y meterte en una cajeta solo para mí. Es egoísta, pero pues, ja! No me importa ser egoísta ésta vez.
Ven, quédate a mi lado.
Sigue siempre siendo tan terco y haciendo tu santa voluntad porque, eso amado mío, me deja ver lo autónomo que eres y qué no necesitas más que considerar tú, que algo está bien para llevarlo a cabo, y si no estás en lo correcto, sé que con la humildad que te caracteriza lo asumirás.
Las palabras siempre se quedan cortas para ti y mis ideas son tildadas de paupérrimas al intentar encontrar la manera más adecuada de describirte.
Eres esa poesía que me brota fluida y de repente se torna intermitente; eres esa melodiosa canción que me tranquiliza; eres ese mar profundo, de aguas claras al que admiro por su encanto tan natural y espontáneo; eres ese cielo que a veces se me hace inalcanzable; eres el infierno en el que no me da miedo quemarme; eres ese magnífico paisaje, bello y natural en el que me encanta perderme día y noche, el que no me canso de observar y admirar.
Si; definitivamente creo que me he enamorado de ti, pero, ¿Que más da?
Eres maravilloso, y para eso estamos los seres humanos, para querer y seguir queriendo hasta ya no poder más.
Te quiero, en todas y cada una de tus presentaciones.