Cuando te vas se escapa un algo frío.
Un miedo me anuda los secretos.
Arrímate a mí, a mi salvación de la nada.
Una nuncia de Morfeo recuerda tu piel quemada. Tus labios de isla eterna. Tus resquemores internos que tratan de salir a flote.
Hay latidos de cáscaras pesadas en todo aquello que nunca supe decir.
¿Quién nos salva de los fuegos que parpadean? ¿Y de lo que no vemos y nunca veremos?