A Fayad Jamís, por su Cuerpo de delfín. A ti
Sé que todo se aproxima al final,
pero me esperas sentada desde antes del tiempo.
Cuando cierras la puerta de tus ojos de mirada inmemorial,
me robas la eternidad y en tu instante quedo preso.
Respiro dos veces al mismo tiempo para morir
al doble de la velocidad merecida.
Pero no me abras la reja de tu existir:
prefiero sufrir por ti antes que salvar mi vida.
Si ya estoy muriendo el doble, al menos
aprovechemos esta semilla de manos apretadas,
y no imploro por tu sangre; creo
que aunque clavé tu nombre en mi silencio,
no me debes nada.
La eternidad no es la calle dormida
después del fin del caminante;
sino las horas que confirman la vida,
cuando el giro del reloj parece cansarse.
Junto a ti, el tiempo nunca llegará
y veremos en la memoria un recuerdo del futuro.
Eres la eternidad, mi amor te mantendrá,
aunque nos golpee el reloj, por siempre en este segundo.