La tinta discurre por la humedad de tus pestañas
juntos los parpados del viento y veo en su rozar tu olvido
mi alma, mi corazón, mi beso jamás dado.
tu otoño bandolero arranco de la lluvia mis suspiros
dejo sin hojas al árbol y sin verso al vate,
vals del transmigrar de aromas torpes
y una hoja en la acera como mi alma en la tuya.
arrumaje hirsuto de tu intento de calma,
son sonidos, silencios, gritos trémulos
de esta raída casaca
que escarchaste con tu nombre
de rocío febril.
mi caminar seguro es flacidez ante tus ojos
no sois mas que manos eslabones
y pedernales las mías
enciendes fogatas de amores con
dolor de frustrados, queman en las chispas
de este hierro acerado la
la impaciencia de esta tormentosa vida.